
A principios de noviembre comenzamos el rodaje en la llamada capital del mundo. Era mi segunda estancia en esta ciudad única y maravillosa. Evidentemente queríamos llevar esa música de rap cubano para que rompiera fronteras y que fuera escuchada en las calles de una ciudad donde el hip hop está en la sangre de muchos que transitan a gran velocidad.
En la gran ciudad de los rascacielos encontré la rima del hip hop en cualquier sitio, en el metro, en las calles, encima de un helicóptero, sobre sus aguas, en su Central Park...






La gente lo respira en la sangre y lo vivió con la música de estos raperos cubanos. En esta capital del mundo, la gente rimó con ella y la bailó como ocurre en Cuba aunque este censurada y prohibida en su mayoría. Nueva York, icono del mundo, le dio libertad.








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